DONACIÓN DE ÓRGANOS 2007

Exposición de Donación de órganos, una introducción a la pintura clásica
Santiago, 2007

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Quizás el mundo anduviese más feliz si se hubiera pintado con anticipación por Samy Benmayor; el ingrediente exacto y necesario en la actualidad para enfrentar con optimismo una realidad cada vez más carente de transparencia en las acciones, comunicaciones y oraciones de un ser humano cada vez más confuso y enloquecido con los éxitos de su propia evolución… pero por suerte, como ha ocurrido siempre hasta ahora, todo este caos, sucumbe ante un poema. Y éste comenzó a escribirse hace una cantidad de años a punta de colores, manchas y ganas… muchas ganas, no sólo de pintar, sino además de buscar obsesivamente a través del incesante trabajo de taller, la claridad, la luz necesaria para comenzar a estructurar un lenguaje que le permitiera crear con absoluta libertad, libre de temores, leyes, dogmas y postulados de ninguna parte.
Una obra libre de imposiciones intelectuales pero plena de historia, de culturas y sobretodo de una profunda veneración por el arte. Y así lo hizo, comenzando esta gran película, este imponenete concierto, cuya voz no ha parado de transmitirnos la flagrante fuerza y dicha de sus notas hasta el día de hoy. Misión plagada de signos coloreados encargados de traducirnos la vida ordenándose musicalemente en el espacio. Espectáculo visual que atrapa por un encanto ineludible, basado en la certeza plástica y el secreto de una fusión al óleo de amor y humor, fórmula que de inmediato compromete en una causa desconocida, pero convincente, condicionando y preparando nuestro espíritu en un viaje que sí vale la pena… como el “Viaje al interior de mismos” con Carmen Waugh, Casa Larga 1989.
Y este viaje de ahora en Galería Marlborough también al interior de sí mismo… solo que más biológico, tanto como para usar la pintura a modo de espejo o mejor dicho una ecografía, imagen en pantalla de nuestra verdadera realidad interior, es regresar atrás después de nacer. Ahí, flotando, compartiendo con los muebles de la casa y del quirófano, nuestro hígado, esófago, páncreas, etc. Todos ellos pintados amablemente, todos en pautas matemáticas, insertas en diversos espacios de luz, divina, en ocasiones. Todos humanamente divertidos. Seguramente esta exposicion rinde tributo a unas de sus reiteradas obsesiones como el aparato digestivo de la vaca: panza, bonete, librillo y cuajo. Aquí, enfrentamos nuestro cerebro, nuestro corazón latiendo, dentro de esta pintura.
por Bororo

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